Lectura, aprendizaje y segundas lenguas - Gabriela Ossenbach, UNED

En los siglos XVI al XVIII las cartillas y los catones, de fuerte contenido religioso y moral, fueron los textos más utilizados para el aprendizaje de la lectura. Desde finales del siglo XVIII, y sobre todo a partir de la constitución del sistema nacional de educación a principios del siglo XIX, se elaboraron nuevos libros escolares con un método predominantemente silábico (silabarios) y se promovió la enseñanza conjunta de la lectura y la escritura. Se utilizaron también letras móviles o carteles, y los manuales introdujeron imágenes para favorecer el aprendizaje gracias a la asociación verboicónica. A principios del siglo XX los avances de la psicopedagogía contribuyeron también a la renovación de los métodos para la enseñanza de la lectura.  

Una vez conseguida la lectura ‘de corrido’, la lectura comprensiva ocupó durante mucho tiempo un lugar central en la actividad escolar. Entre la gran variedad de libros de lectura que se publicaron a lo largo del siglo XIX y hasta la década de 1960 encontramos textos con contenidos sobre la naturaleza o la historia, colecciones de trozos literarios, fábulas, cuentos infantiles, biografías, libros con textos manuscritos, libros dirigidos a las niñas o Quijotes escolares. A partir de la Ley General de Educación de 1970, la antología  fue la variedad más frecuente de libro de lectura.

La lectura ha estado también presente en casi todos los métodos y enfoques para el aprendizaje de segundas lenguas, aunque su función y relevancia en ellos ha variado mucho.

[Escucha las grabaciones de los textos al final de cada sección]        Icono

Descripción generada automáticamente