Isabel Cantón - Universidad de León
La reciente publicación del informe PIRLS (Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora) y el acusado descenso de 7 puntos en lectura en los escolares propone las siguientes consideraciones a tener en cuenta.
Según algunos autores, el verbo "leer" se refiere al proceso de descifrar y comprender lo que está escrito, ya sea por la vista, el oído o el tacto. Es decir, leer comprende tanto el conocimiento de lo que está escrito como su comprensión. Además, podemos decir que el acto de leer engloba tres procesos: exactitud, velocidad y comprensión.
Adulto acompañando a una niña en una de sus primeras lecturas
El primero se refiere al conocimiento de los signos y a su descifrado, mientras que el segundo alude al ritmo de dicho descifrado, y el tercero se enfoca en la asimilación mental de lo leído. Estos son procesos fundamentales que se suponen automatizados en todo estudiante a partir de cierta edad, que se establece precisamente a los diez años o antes.
Pero leer no se limita únicamente a la capacidad de decodificar un texto escrito. Implica una interacción entre el contenido escrito y los conocimientos y experiencias previas que posee el lector. Por ejemplo, cualquier persona puede descifrar fácilmente las letras de un texto complejo sobre logaritmos neperianos, pero su comprensión será nula si no tiene un conocimiento previo de los mencionados logaritmos. Por lo tanto, algunos autores señalan que, en la lectura, la mitad de la responsabilidad recae en el texto y la otra mitad en el lector, con base en su conocimiento previo del tema que está leyendo.
Dos compañeros de clase leyendo juntos
Un lector competente debe ser capaz de reconocer, por un lado, la exactitud de los grafemas que lee, y por otro, lo que estos aportan a su conocimiento previo. Además, en la lectura también influye el objetivo del lector: la lectura de un texto filosófico complejo requiere pausas, retrocesos y reflexión para incorporar nuevos contenidos e ideas a lo que ya se conoce. Por otro lado, la lectura de una guía telefónica implica un enfoque rápido y transversal, deteniéndose solo en datos concretos a gran velocidad.
La lectura de estudio abarca ambos aspectos: velocidad y comprensión lectora. Muchos fracasos escolares se deben a un proceso lento y laborioso de decodificación del texto, ya sea por falta de conocimientos previos necesarios o por dificultades mecánicas de lectura que hacen que el estudio sea tedioso y demande un esfuerzo excesivo, desanimando al estudiante lector.