Pablo Álvarez Domínguez - Universidad de Sevilla
Los museos pedagógicos son entidades institucionales, culturales y formativas al servicio de la sociedad, que tienen como objeto de estudio la historia y la memoria de la educación, así como la cultura escolar en sus dimensiones material e inmaterial. Son espacios encargados de coleccionar, conservar, investigar, exhibir, dilucidar, divulgar y transferir el patrimonio educativo. Se trata de centros activos de interpretación de la memoria educativa, caracterizados especialmente por su apertura a la sociedad, sus planteamientos inclusivos y sus propuestas dinamizadoras, y que tienen encomendado el reto de fomentar la participación de la sociedad, propiciando encuentros intergeneracionales alrededor de los recuerdos y vivencias escolares que todos los seres humanos compartimos. Particularmente, son estos museos espacios especialmente sensibles a la hora de diseñar y ofrecer a la comunidad experiencias didácticas comunitarias en las que la reflexión crítica y el intercambio de conocimientos pedagógicos en perspectiva histórica se convierten en pilares educativos fundamentales. Los museos pedagógicos tienen encomendado el reto de colaborar en la tarea de ayudar al visitante a situarse dentro de su propio mundo, y a reconocer su propia identidad individual, tomando conciencia tanto de su yo social, como de su papel como miembro integrante de una comunidad.
Portada de la obra: "Los Museos Pedagógicos en España: Entre la Memoria y la Creatividad"
Más allá de mostrar colecciones históricas de carácter educativo/escolar a modo de escaparates culturales, los museos pedagógicos desarrollan una importante labor como centros de observación y diálogo con la cultura escolar. En el mundo existen unos 500 museos pedagógicos, aproximadamente. De todos ellos, unos 400 son europeos, y en torno a seis decenas se extienden por toda la geografía española.
En la obra Los Museos Pedagógicos en España: entre la memoria y la creatividad (2016), se da cuenta de las particularidades y el quehacer social y educativo de estos museos, que gestionados por gobiernos de comunidades autónomas, universidades, alcaldías, asociaciones e iniciativas privadas, se ocupan de mantener vivos y activos un amplio elenco de espacios concebidos y pensados para poner en valor la historicidad de los hechos educativos. El museo pedagógico, lejos de ser un cementerio de objetos escolares sin vida aparente -concebido como una mera isla autárquica alejada de las personas-, se ha convertido en la actualidad en un potencial estamento con personalidad propia, que ha sido capaz de rescatar y de ayudar a visibilizar -a través de representaciones y materialidades escolares-, los principales silencios y ausencias del olvido y de la historia del tiempo educativo.
Muestra de objetos pedagógicos pertenecientes al museo pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla
Pizarras, pizarrines, mapas, láminas, globos terráqueos, ábacos, pupitres, tinteros, plumillas, libros de lectura, cartillas, enciclopedias, diccionarios, cuadernos, fichas didácticas, plumieres, reglas, sacapuntas, láminas de dibujo, muestras de bordados, boletines de calificaciones, juegos y juguetes, convergen con su presencia en los museos pedagógicos, para vestidos de gala museográficamente hablando, celebrar el triunfo y la fiesta de la educación a lo largo del tiempo. Se trata de piezas materiales, que aunque no tengan voz, nos aportan nuevas lecturas y colaboran interactivamente en poner de manifiesto el resultado del desarrollo del producto humano que hoy somos.
El patrimonio educativo es parte de la riqueza cultural de todo ser humano; es un recurso no renovable; contribuye a configurar la herencia colectiva de un pueblo; atribuye identidad, origen y continuidad a nuestras raíces; y, en consecuencia, merece ser visibilizado y preservado de destrucciones indiscriminadas. Por ello, asumir en estos tiempos que el museo pedagógico es un escaparate social e histórico educativo excelente, es algo más que una mera metáfora literaria ligada a un ejercicio de transferencia social, patrimonial e histórico-educativa.
Un museo pedagógico es un universo narrativo y literario particularmente útil para estudiar, pensar, sentir y proyectar una mirada social a la historia de la escuela desde el presente. Acudir a estos museos supone una buena ocasión para interactuar con nuevas narrativas literarias y digitales adaptadas, que van a ayudar a responder a las necesidades, inquietudes y preguntas que tienen los visitantes.
Los museos pedagógicos son habitáculos altamente sensibles para acariciar las lecturas escolares del ayer. Si la lectura propicia evasión y entretenimiento, favorece el aprendizaje, alimenta la imaginación, despierta el interés y la curiosidad, fomenta el desarrollo personal, mejora las habilidades comunicativas, favorece las relaciones sociales, contribuye a liberar emociones, etc., entender el museo pedagógico como un espacio lector, supone concebirlo como un lugar que contribuye desde la historia a activar la inspiración, la imaginación y el surgimiento de nuevas ideas.
Museo pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla
Los museos pedagógicos son metáforas para la lectura del mundo de la educación; son reportajes fotográficos del pasado y del tiempo escolar; son escenarios cinematográficos sobre la educación y su historia; son océanos imaginarios sobre la historia de la educación; son yacimientos ritualizados de arqueología escolar; son catedrales tangibles de la ciencia pedagógica, fortificadas con la memoria testimonial del pasado histórico-educativo; son trenes que nos permiten realizar constantes viajes imaginarios por la educación a través del tiempo.
En definitiva, los museos pedagógicos y con ellos el patrimonio educativo conforman un bien público y colectivo que nos pertenece a todos, y más allá de estar al servicio de la ideología, la religión, el corporativismo o la clase social, deben desarrollar una función socioeducativa que se concrete en la prestación de un servicio para el desarrollo de nuestra personalidad y de nuestras identidades personales y colectivas. La cultura y la educación seguirán siendo caminos para la creación de una sociedad más justa, igualitaria para hombres y mujeres, inclusiva, promotora de los valores humanos, crítica y libre. Y en el museo pedagógico puede encontrar el ser humano una oportunidad para el tránsito al yo social, para mejorar el autoconocimiento personal y para ampliar y enriquecer su alfabetización histórico-educativa en constante diálogo con el presente y el porvenir.
Para saber más
ÁLVAREZ DOMÍNGUEZ, P. (Coord.) (2016): Los Museos Pedagógicos en España: entre la memoria y la creatividad. Gijón: TREA Ediciones y EUS.
ÁLVAREZ DOMÍNGUEZ, P. (2021): El museo pedagógico: escaparate cultural y laboratorio de aprendizaje sobre el patrimonio histórico educativo. En GÓMEZ SAÍZ, J. M. (ed.): El patrimonio histórico educativo: memorias de ayer y reflexiones de hoy. Polanco, Cantabria: Centro de Recursos, Interpretación y Estudios de la Escuela. Consejería de Educación y Formación Profesional del Gobierno de Cantabria, 35-52.
ÁLVAREZ DOMÍNGUEZ, P., DÁVILA BALSERA, P. y NAYA GARMENDIA, L.M. (2017): Education museums: historical educational discourse, typology and characteristics. The case of Spain. Paedagogica Historica. International Journal of the History of Education, vol. 54, nº 6, pp. 827-845. En: https://doi.org/10.1080/00309230.2017.1392991
ÁLVAREZ DOMÍNGUEZ, Pablo y REBOLLO ESPINOSA, M. José (2021): Transferencia del conocimiento patrimonial histórico educativo a través de los museos pedagógicos universitarios españoles. Historia da Educaçao, vol. 25, pp. 1-34, e105032 En línea: http://dx.doi.org/10.1590/2236-3459/105032
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