Las Misiones Pedagógicas españolas y sus bibliotecas circulantes

María García Alonso - UNED

Las Misiones Pedagógicas fueron creadas en 1931 por un decreto del gobierno de la Segunda República española. Estas misiones estaban formadas básicamente por maestros, intelectuales, artistas y estudiantes que recorrían pueblos y aldeas remotas de toda España para fomentar el amor por la cultura y acercar el arte a las comunidades rurales. Sus actividades no solo buscaban instruir, sino también entretener y despertar la imaginación creativa de las personas. Los misioneros llegaban a los pueblos convencidos de la certeza de la afirmación que contaban a sus oyentes siempre que empezaban una función: “Sólo cuando todo español, no sólo sepa leer —que no es bastante—, sino tenga ansia de leer, de gozar y divertirse, sí, divertirse leyendo, habrá una nueva España”[1].

Para asegurar la democratización cultural, se crearon dentro de las Misiones un Servicio de Bibliotecas circulantes, animadas en los pueblos por lecturas de romances, poemas y relatos breves; el Coro y el Teatro del Pueblo; el Museo Ambulante (con copias de cuadros del Museo del Prado); la Sección de Cine; una compañía de títeres y un Servicio de Música, que prestaba gramófonos y discos de pizarra.

Foto en blanco y negro de un grupo de personas sentadas

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Fotografía coral de gran expresividad tomada en el aula de una escuela rural durante las Misiones Pedagógicas

Con estas herramientas se exploraba un camino inédito de transformación social en el que las bibliotecas cobraban una importancia destacada. El encuentro entre los libros y unos usuarios que han olvidado ya las letras aprendidas en su infancia, o nunca las han aprendido, se producía muchas veces de modo improvisado. Los nuevos lectores miraban con sorpresa esos volúmenes traídos a sus pueblos por medios poco convencionales, a veces contagiados por el olor de los burros que los traían cuando no había carreteras para llegar a las aldeas.

Pero los libros nunca viajaban solos. Alrededor de estas bibliotecas había una actividad frenética. Primero se organizaban itinerarios y rutas. Después. había que encontrar un alojamiento amable con estanterías o cajas donde depositar ese tesoro destinado a crear lo que parecía imposible: el gusto por la lectura. Normalmente se dejaban en la escuela y se formaba al maestro para que fuera el bibliotecario.

El gusto por la lectura empezaba poco a poco como un hormigueo, una curiosidad que acababa contagiando a unos y a otros. Primero fueron los niños —que empezaban de cero y a los que la nueva política educativa ponía en el centro de las transformaciones sociales—, los que se animaron a llevar esos libros a sus casas. Y las largas noches a la luz de las velas se hicieron de pronto más cortas con las aventuras de piratas de La isla del tesoro, o los libros de Dickens que hacían llorar a toda la familia, que se reunía en torno a los recién estrenados lectores, protagonistas inesperados de un nuevo entretenimiento que los mantenía en vilo hasta la última página. De la mano de sus hijos, madres y padres, obreros y obreras, labradores y labradoras, pastores o marineros iban perdiendo el miedo a la cultura que encerraban aquellos misteriosos objetos que guardaban tantas historias.

El 60 por ciento del presupuesto de las Misiones se destinaría a estas bibliotecas circulantes. En un momento en que incluso en las ciudades se carecía en general de servicio público de lectura —pues no existía una política razonada de compras y la mayor parte de las obras procedían de instituciones religiosas abandonadas— son casi 600.000 libros entregados en pueblos y aldeas, a menudo sin luz eléctrica.

Una de las selecciones más repartidas fue la denominada BIBLIOTECA Z, formada por los siguientes títulos[1]:

  1. La Odisea, adaptada por M.ª Luz Morales.
  2. La Iliada, adaptada por M.ª Luz Morales.
  3. Historias de Shakespeare, seleccionadas por M.ª Luz Morales.
  4. Los últimos días de Pompeya, de Bulwer Lytton.
  5. Fausto, de Goethe.
  6. La pequeña Dorrit, de Carlos Dickens.
  7. Años de opulencia, de Carlos Dickens.
  8. La isla del tesoro, de Roberto Luis Stevenson.
  9. Memorias de León Tolstoy.
  10. Aventuras de Gordon Pym, de Edgardo Allan Poe.
  11. Obras dramáticas, de Schiller.
  12. Tartarín de Tarascón, de Alfonso Daudet.
  13. Atala, de Chateaubriand.
  14. René, de Chateaubriand.
  15. El último Abencerraje, de Chateaubriand.
  16. El enfermo de aprensión, de Moliere.
  17. El gaucho Martín Fierro, de José Hernández.
  18. Facundo, de D. F. Sarmiento.
  19. Mis amores, de Trindade Coelho.
  20. Sachka Yegulev, de L. Andreiev.
  21. Nuestra señora de París, de Victor Hugo.
  22. María, de Jorge Isaacs.
  23. La cabaña del tío Tom, de Harriet Seecher.
  24. Ideario de Ganivet, de José G.ª. Mercadal.
  25. La luna nueva, de R. Tagore.
  26. La breve historia del mundo, de H. G. Wells.
  27. El conde Lucanor, de Juan Manuel.
  28. Romancero, de R. Menéndez Pidal.
  29. Poetas de los siglos XVI y XVII, de  P. Blanco Suárez.
  30. Exploradores y conquistadores de Indias, de Juan Dantín Cereceda.
  31. El ingenioso hidalgo D. Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes.
  32. Lope de Vega, de Américo de Castro.
  33. Historia de la vida del Buscón, de Fco. de Quevedo y Villegas.
  34. Don Juan Tenorio, de José Zorrilla.
  35. Teatro, de Guillén de Castro.
  36. Teatro, de Calderón de la Barca.
  37. La corte de Carlos IV, de Galdós.
  38. El 19 de marzo y el 2 de mayo, de Galdós.
  39. Bailén, de Galdós.
  40. Juan Martín el empecinado, de Galdós.
  41. La batalla de los Arapiles, de Galdós.
  42. Napoleón en Chamartín, de Galdós.
  43. Trafalgar, de Galdós.
  44. Gerona, de Galdós.
  45. Cádiz, de Galdós.
  46. Zaragoza, de Galdós.
  47. Peñas arriba, de José M. de Pereda.
  48. Castilla, de Azorín.
  49. Años y leguas, de Gabriel Miró.
  50. Juanita la larga, de Juan Valera.
  51. Tres novelas ejemplares y un prólogo, de Miguel de Unamuno.
  52. La barraca, de V. Blasco Ibáñez.
  53. Sonata de invierno, de R. del Valle Inclán.
  54. Cuentos de Navidad y Reyes, de E. Pardo Bazán.
  55. Silvestre Paradox, de Pío Baroja.
  56. Ideario de Costa, de José G.ª. Mercadal.
  57. Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez.
  58. Notas, de José Ortega y Gasset.
  59. Las cien mejores poesías, de M. Menéndez y Pelayo.
  60. Bolivar el libertador, de José M.ª. Salaverria.
  61. Poesías completas, de Antonio Machado.
  62. Manual de la historia de España, de Rafael Altamira.
  63. Estudios sobre educación, de Francisco Giner.
  64. Las escuelas nuevas inglesas, de Margarita Comas.
  65. Las escuelas nuevas italianas, de Concepción S. Amor.
  66. Abejas y Colmenas, de F. M. de la Escalera.
  67. Catecismo del agricultor, de José C. Lapazarán.
  68. Gallinocultura práctica, de L. Hergueta.
  69. Los hijos del capitán Grant, de J. Verne.
  70. Ivanhoe, de Sir Walter Scott.
  71. El hombre que vendió su sombra, de Chamisso.
  72. Historias de Dante. La divina comedia, de Mary Macgregor.
  73. Los héroes, de Charles Kingsley.
  74. Cuentos de Grimm, de M.ª Luz Morales.
  75. Las mil y una noches, de C.G.
  76. Historias de Hans Andersen, de Mary Macgregor.
  77. La Alhambra, de Washington Irving.
  78. Los lusiadas, de Luis de Camoens.
  79. Algunos cuentos de Perrault, de Manuela de Velasco.
  80. El califa cigüeña, de W. Hauff.
  81. Gutenberg, de Álvaro de la Helguera.
  82. Oliverio Cromwell, de José Poch Noguer.
  83. Carlomagno, de José Baeza.
  84. Flor de leyendas, de Alejandro Casona.
  85. Geografía especial de España y Portugal, de Izquierdo Groselles.
  86. Curiosos pobladores del mar, de Enrique Rioja.
  87. Industrias agrícolas, de Vicente Vera.
  88. Aventuras de Pinocho, de C. Collodi.
  89. Cuentos infantiles, de Calleja.
  90. Lecturas Geográficas - Asia y África, de Diego Pastor.
  91. Lecturas Geográficas - América y Oceanía, de Diego Pastor.
  92. Lecturas Geográficas – Europa, de Diego Pastor.
  93. Lecturas Geográficas - España y Portugal, de Diego Pastor.
  94. Nuestro organismo, de Juan Vázquez.
  95. Los héroes del progreso, de Alberto Llano.
  96. Cervantes, de Manuel de Montoliu.
  97. Benjamin Franklin, de Jorge Santelmo.
  98. Alicia en el país de las maravillas, de L. Carroll.
  99. Peter Pan y Wendy, de J. M. Barrie.
  100. Atlas universal
  101. Diccionario de Lafuente.

Para saber más

García Alonso, María, “Letras para cambiar el mundo. Los libros para niños en las Misiones Pedagógicas”, Pequeña memoria recobrada: libros infantiles del exilio del 39, en Ana Pelegrín, Victoria Sotomayor, and Alberto Urdiales, eds., (Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, 2008).

Holguin, Sandie, República de ciudadanos. Cultura e identidad nacional en la España republicana, (Barcelona; Crítica, 2003).

Otero Urtaza, Eugenio y María García Alonso, eds., Las Misiones Pedagógicas (1931-1936), (Madrid: Sociedad estatal de Conmemoraciones Culturales, 2007).

Tiana, Alejandro, Las Misiones Pedagógicas: Educación popular en la Segunda República, (Madrid: Los Libros de la Catarata, 2016).


[1] La relación de los libros de la Biblioteca Z se encuentra en el Archivo General de la Administración (Alcalá de Henares). Los nombres de los libros y sus autores aparecen tal y como se encuentran en el listado original.

[1] Memoria del Patronato de las Misiones Pedagógicas (septiembre 1931- diciembre 1933), Madrid, 1934, pág. 15.

Escenas de las Misiones Pedagógicas